miércoles, 13 de febrero de 2019

Escapar al espionaje del social media es, ahora más que nunca, una misión imposible

Aunque los recientes escándalos que han rodeado a Facebookhan aumentado la preocupación de los usuarios sobre la protección de su privacidad en las redes sociales, parece que cualquier intento por mantenerse alejado del control de las redes sociales es en vano.


Ni borrar el perfil, ni establecer las máximas restricciones a lo publicado servirán para escapar a la vigilancia de compañías como la de Mark Zuckerberg que reconoció la existencia de perfiles ajenos al mundo social, creados a base de datos de otras personas.

Las sugerencias de amistad que estas plataformas muestran a los usuarios o las recomendaciones de importación de los contactos telefónicos lejos de estar concebidas como una manera de optimizar la experiencia, son más bien formas de recolectar todavía más datos.
De hecho, son los contactos de los usuarios los que ofrecen mucha más información sobre ellos que sus propias publicaciones.
Así lo afirma un estudio de la Universidad de Vermont y de la Universidad de Adelaida, del que se hace eco el diario El Independiente, elaborado a partir del análisis de más de 30 millones de publicaciones en Twitter de 13.905 usuarios y cuyos resultados demuestran que, se pueden predecir los tuits posteriores de una persona a través de las publicaciones de 8 o 9 amigos.
Pero ni siquiera es necesario haber tenido siquiera una cuenta en la red social para ser carne de espionaje. Tal y como recoge el diario, los amigos de una persona siguen proporcionando aproximadamente el 95% de la “precisión predictiva potencial”, incluso sin ninguno de los datos de esa persona en linea.
Unas cifras que asustan pero que dan buena cuenta de las prácticas de las redes sociales que, en la sombra siguen inmiscuyéndose en la vida de las personas, usuarios o no de sus plataformas.
Y es que basta con obtener el historial de navegación o de búsquedas para saber qué interesa o preocupa a una persona, cuestiones que quizá ni siquiera conocen familiares o amigos cercanos.
Esta capacidad es un arma de doble filo pues, mientras unos la utilizan con fines publicitarios, otros podrían hacerlo con el objetivo de manipular a una audiencia desconocedora del verdadero negocio del mundo digital: espiar a sus usuarios.
Pero lo peor no ha pasado. La llegada de los asistentes de voz,para cuyo uso los usuarios deben tener activado el micrófono permanentemente, amenaza con dejar entrar a los imperios tecnológicos al lugar más íntimo de las personas: su hogar.

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