La gratuidad de las redes sociales es, sin duda, uno de las ideas más extendidas, que poco a poco, se va desinflando. Ya desde el principio era un error considerar que las posibilidades que nos brindaba este nuevo espacio nos salían de balde. Con el tiempo nos dimos cuenta de que algo tan preciado y valioso como nuestros datos, nuestros gustos, nuestros hábitos, nuestras querencias, servían de pago para mantener a la mayoría de estos gigantes que, en algunos casos, incluso han dado el salto a bolsa, multiplicando y ampliando cada vez más su red de acción.
Pero dejando la parte personal a un lado, en la parte promocional, en aquella que hace de estas redes una nueva oportunidad de marketing para empresas y marcas, con dimensión y repercusión nunca antes conocida, la gratuidad tampoco está garantizada. Y no está garantizada por varios motivos:
- La gestión de las redes sociales (siempre que queramos que resulte efectiva y responda a nuestros objetivos) requiere tiempo y formación y esto se traduce en dinero.
- Si no tenemos ni tiempo, ni formación en marketing digital y comunicación deberemos contratar a una persona que gestione las redes de nuestra marca y empresa, es decir, que realice su trabajo, y por tanto, se le deba pagar por ello. Esto, de nuevo, se traduce en dinero.
- No basta con estar en redes sociales, con ser creativo y original, sólo con eso podemos alimentar a nuestra comunidad, generar engament, pero será difícil, muy difícil, ampliarla.
- Para ello son necesarias determinadas acciones promocionales: concursos, sorteos, que, igualmente suponen dinero.
- Una de las herramientas más efectivas, sobre todo en lo que se refiere a hacer crecer nuestro número de seguidores, es la publicidad, y ésta, en las redes, también se paga. De hecho, redes sociales como Facebook hacen posible realizar una segmentación del público de nuestra campaña a la carta, de tal modo que podemos seleccionar nuestro target a nuestra medida en lo que se refiere a edad, sexo, procedencia geográfica e incluso intereses personales. De modo similar funciona la publicidad en Twitter que acaba de aterrizar en España para las pequeñas empresas.
Si nos paramos a pensar, resulta lógico que los servicios de comunicación, información y ocio que obtenemos de las redes deban tener un coste. Es normal también que la publicidad (aunque resulte mucho más rentable que en los medios tradicionales) tenga su precio. Entonces, ¿por qué saco a relucir estos elementos en el artículo? Pues porque todavía se nos escapa el valor que tiene la comunicación y la información, el poder de la misma, y sobre todo, que existen profesionales que saben sacarles todo el partido posible porque es su trabajo.
Por todo ello, aunque es ventajoso, efectivo, necesario y valioso estar en redes sociales, sí o sí, una vez más, os recuerdo, que no es gratis.
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