Sin duda, la eclosión de las redes sociales no ha dejado a nadie indiferente, revolucionando la forma de comunicarnos en nuestro día a día, así como de obtener información y compartir información.
Estos canales se han integrado en nuestra vida diaria y permanentemente hacen acto de presencia en nuestra vida, especialmente gracias al desarrollo de la tecnología móvil. Así, es difícil que una notificación en Facebook pase desapercibida, que no estemos al día de la última noticia de actualidad gracias a Twitter, o que nuestra red de contactos profesionales de LinkedIn no deje de ampliarse.
Esta actividad repercute irremediablemente en las empresas, quienes, voluntariamente o no, se encuentran sumergidos en esta vorágine de mensajes, comentarios, publicaciones y peticiones por parte de sus clientes. Así, es necesario subirse a la ola y aprovechar el viento a favor para reorientar la estrategia de la empresa en pos del nuevo rumbo de los acontecimientos.
Estos son los aspectos fundamentales en los que los Social Media han venido a revolucionar en el mundo de los negocios:
Se plantea una igualdad de oportunidades entre grandes y pequeñas empresas. En las redes sociales todos los participantes tienen la misma capacidad para hacerse escuchar. La confianza y trato de favor de los clientes no se compra a golpe de talonario, sino que para conseguir impactar al público y llevarse el premio gordo es necesario destacar, en base a propuestas diferentes, llamativas, ingeniosas. Estas piezas conseguirán ganar el beneplácito del público y que éste contribuya a difundir la campaña a diestro y siniestro. Por ello, el éxito en las redes sociales no depende de un presupuesto astronómico, sino de una apuesta decidida por ser diferente y aportar valor.
Ya no existen las fronteras. Los Social Media no entienden de barreras arquitectónicas, ni distinguen entre países o creencias, simplemente se extienden por doquier. Esto supone una gran ventaja para las marcas, quienes tienen la posibilidad de extender su saber hacer más allá de su ámbito más inmediato. Toda una revolución que permite ampliar el mercado y abre una puerta a la internacionalización.
El nuevo paradigma impone una estrategia centrada en el cliente. El principal cambio que observamos a raíz de la explosión de las redes sociales es la democratización de la comunicación. Gracias a ellas, los clientes por fin tienen voz y voto, y no dudan en ejercer este derecho a la mínima de cambio. Por ello, las empresas no solo han de respetar este nuevo empoderamiento, sino emplearse a fondo para utilizarlo en su propio beneficio, a base de cultivar clientes satisfechos. Así, el nuevo orden impone desarrollar una estrategia integral basada en la plena satisfacción del cliente, con el fin de que esta actitud positiva revierta sobre la imagen de marca, la confianza del cliente y su fidelización.
El cambio ha de producirse desde la cúspide. En una era hiperconectada, donde es posible conectar directamente con cualquier persona, los clientes quieren conocer quién se esconde detrás de cada marca, qué figura es la principal artífice de ese servicio o producto que tan útil les resulta. Lo interpretan como un modo de transmitir confianza, mostrar cercanía y facilitar el acercamiento entre la marca y su público. Por ello, los CEOs no pueden por más tiempo mantenerse al margen, sino que deben salir a la palestra y atender la petición de las masas. Se trata de un acto vocacional, en favor de su empresa, que demuestra una preocupación real por servir a sus clientes, poniendo en práctica la filosofía de su propia empresa.
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