A las organizaciones cada vez más les preocupa su imagen digital o dicho de otro modo, su reputacion online.
De hecho, muchas empresas se deciden por externalizar esta función a Community Managers profesionales pero, en otras, optan por soluciones de, más por casa, y escogen a un empleado y, por regla general, a quien está más enganchado al móvil.
Tanto con una opción como la otra, lo que es importante es tener en cuenta que quien asuma la responsabilidad debe ser consciente que se encarga de administrar un perfil profesional público.
Eso exige que se ha de ser cauto con las manifestaciones que se exponen en público y, cuando un o se equivoca, aunque las disculpas posteriores servirán, el daño estará hecho.
Cada vez más las empresas intentan tener un halo de informalidad y en casos se recurre al sarcasmo, el doble sentido y la ironía. Mucho cuidado, porque resultan divertidos hasta que llega alguien y no los entiende y entonces llegaron los problemas.
Muchas veces, esto ocurre porque se quiere empatizar y transmitir proximidad y cercanía y al final lo que uno consigue es un jaleo de dimensiones colosales.
La oportunidad de equivocarnos siempre está junto a nosotros pero, en la medida de lo posible, hay que minizarla y, en Internet, si se puede, eliminarla.
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