miércoles, 7 de marzo de 2018

La historia de cómo Facebook echó una mano al cuello a Snapchat y le catapultó al éxito

Su enemistad es una de las más sonadas de Silicon Valley. Y comenzó paradójicamente de una forma de lo más amistosa. Cuando Snapchat era casi una desconocida en el universo de las redes sociales, Mark Zuckerberg escribió a Evan Spiegel este (aparentemente) bienintencionado mensaje: “Hey Evan. I’am big fan of what you’re doing with Snapchat”.
Con este mensaje parecía a priori que Zuckerberg estaba colmando de elogios a Spiegel, pero su interés iba lógicamente mucho más del mero intercambio de saludos cordiales (y piropos) entre una y otra parte.

Facebook pretendía echar el guante a Snapchat y la compañía de Evan Spiegel declinó, sin embargo, la oferta. Para el bueno de Spiegel los 3.000 millones de dólares que Zuckerberg le puso sobre la mesa eran a todas luces insuficientes.
Todo esto sucedió a finales de 2012. Pocas semanas después Facebook (quizás deseoso de vengarse de Spiegel y su desplante) lanzó Poke, una app que se miraba deliberadamente en el espejo de Snapchat y que fracasó, sin embargo, de manera estrepitosa.
En el libro How to Turn Down a Billion Dollars: The Snapchat Story, que salió del cascarón la semana pasada, Billy Gallagher relata cómo el ataque (vengativo) lanzado en su día por Mark Zuckerberg contra Snapchat sacó a la aplicación de Evan Spiegel del anonimato y la lanzó definitivamente al estrellato.
Cuando Zuckerberg posó sus ojos en Snapchat, ésta era conocida fundamentalmente por ser una app asociada al “sexting” y propiciar el intercambio de fotografías que desaparecían una vez transcurridas 24 horas de su publicación.
“Aunque sus usuarios habían enviado ya más de 1.000 millones de fotos a través de Snapchatla app tenía problemas para ser tomada en serio. Muchos usuarios, sobre todo los mayores de 25 años, contemplaban Snapchat como una mera herramienta de ‘sexting’ o como un simple juguete”, explica Gallagher.
Todo esto cambió con el lanzamiento de Poke, que se topó de bruces con el fracaso y procuró, no obstante, toneladas de atención a Snapchat (la app que pretendía destruir).
Cuando la red social más grande del mundo lanzó su clon de Snapchat, dio a entender que se tomaba muy en serio la amenaza representada por la app de Evan Spiegel. Y Facebook se avenía a tomar a Snapchat en serio, también el resto del mundo comenzó a poner ojitos a la aplicación de Evan Spiegel, que comenzó a ser considerada por muchos como “the next big thing”.
El resto es historia. Snapchat comenzó a crecer de manera meteórica y pronto se convirtió, junto con WhatsApp e Instagram, en la app favorita de mensajería de los más jóvenes(y también de los no tan jóvenes).
Por su parte, Zuckerberg y Spiegel continuaron tirándose los tratos a la cabeza con declaraciones explosivas (y peyorativas hacia la otra parte) y también con descaradas copias de productos. A día de hoy ambos son, rencillas al margen, multimillonarios.
Después de un “annus horribilis” Snap, la matriz de Snapchat, ha vuelto a gritar alto y fuerte en Wall Street, donde tras la presentación de sus últimos y favorables resultados trimestrales,los títulos de la compañía de Evan Spiegel han protagonizado una subida del 48%.
Un año después de su tumultuosa salida a bolsa las acciones de Snap valen ya 20 dólares (por encima de los 17 dólares que costaban doces meses antes) y otorgan a la compañía un valor cercano a los 25.000 millones de dólares.
Por su parte, Facebook, pese a las aceradísimas críticas a las que se ha enfrentado en los últimos tiempos, tiene una capitalización bursátil de más de 500.000 millones de dólares y lucha a diario con Tencent por hacerse con el título de la quinta empresa más valiosa del mundo.

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