Ayer se cumplieron 25 años de un día que fue histórico para construir el mundo tal y como lo conocemos. Ayer el primer sitio web cumplió 25 años de antigüedad.
Se encargó de recordarlo el CERN, la Organización Europea para la Investigación Nuclear, a través de un tuit publicado en su perfil oficial, en el que recordaba el aspecto que aquella rudimentaria página web tenía cuando fue publicada en 1990.
Y es que fue en un ordenador del CERN donde el británico Tim Berners-Lee, que un año antes había inventado el protocolo World Wide Web (WWW), sin el cual no podríamos entender Internet, creó y subió esta página, que simplemente describía qué era entonces la red: qué documentos se encontraban disponibles en ella, cómo se podía acceder a los mismos y qué había que hacer para configurar un servidor.
En palabras del propio Berners-Lee, una guía de ayuda enfocada a aquellas personas e instituciones a las que entonces se dirigía Internet: los científicos y profesores de las universidades e institutos del mundo.
Ese servidor que pertenecía a Berners-Lee, conocido como NeXT, continúa todavía hoy en el CERN, que en 2013 se decidió a restablecer el acceso original a éste, el primero de todos los sitios web, para así promover la memoria histórica de Internet.
En marzo de 2014, cuando se cumplieron 25 años de la creación de la World Wide Web, Tim Berners-Lee aprovechó para hacer pública una reivindicación que considera crucial para el futuro de su invento: una carta universal de derechos fundamentales para los internautas.
La Carta Magna que Berners Lee propuso entonces exploraría aspectos como unos sistemas de encriptado –algo muy denostado, cree él, por las autoridades- que garanticen la libertad de expresión desde un anonimato responsable, así como las normas de copyright y derechos de autor. A Berners Lee le preocupa la posible “balcanización” de la WWW en un futuro en el que gobiernos y empresas se repartan los pedazos del pastel según sus propias normas y principios
“Sin una Internet abierta y neutral no podremos tener gobiernos abiertos, democracia de calidad, un sistema sanitario eficaz, comunidades conectadas ni diversidad cultural. No es ingenuo pensar que podemos tener todo eso, pero sí resulta ingenuo creer que lo podemos conseguir sin mover un dedo”, proclamó en aquel momento.
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