Desde la eclosión y masificación de las redes sociales, mucho se ha debatido acerca de los seguidores y de la importancia de que las relaciones establecidas en este tipo de medios se generen de una forma recíproca. Facebook y Twitter, son sin duda las dos principales plataformas del ecosistema creciente que conforman las redes sociales. Sin embargo, la forma de interactuar, de compartir y su filosofía son completamente dispares a pesar de sus grandes similitudes.
Cuando nos referimos o utilizamos términos como fans, followers o seguidores, nos referimos evidentemente a esa masa de usuarios y participantes que siguen un determinado perfil bien sea personal o el de una empresa o marca a través de este tipo de medios. Sin embargo, cada uno de ellos se corresponde con el álter ego de una persona real, al menos en la mayoría de los casos. Esto implica que al igual que en la vida misma, todas las interacciones que se generan pueden repercutir en algún aspecto emocional.
Uno de los debates que sigue estableciéndose entre todo tipo de profesionales y expertos, es sí las empresas, marcas e incluso las personas con miles de fans deben seguir y corresponder a sus propios seguidores de esa forma recíproca. Tú me sigues, yo te sigo!. Se ha debatido mucho sobre la relación entre el número de seguidores que pueden llegar a seguirnos, y el número de seguidores que podemos llegar a seguir. Incluso han llegado a establecerse baremos proporcionales en este sentido.
Quizás todo ello pueda ser discutible y discutido en función de múltiples y determinados aspectos y criterios. Resultaría difícil por ejemplo, que una marca con 10 millones de seguidores, realice un seguimiento absoluto como fan de todos y cada uno de sus propios seguidores. Esta es la práctica, pero la teoría nos propone una cuestión interesante ¿Por qué una marca no puede posicionarse como fan de sus propios seguidores? ¿Acaso no son los propios clientes uno los mejores activos para las empresas?
La solución la encontramos en la forma en la que las redes sociales permiten a las marcas y empresas interactuar con sus fans de forma que no sea necesaria esa vinculación recíproca. Sin embargo, redes sociales como Twitter pueden demostrarnos dada su mecánica y funcionamiento, que es perfectamente posible establecer una conducta en la cual, nosotros también seamos fans de nuestros seguidores. ¿Pero de todos?
La tarea de convertirnos en auténticos fans de todos nuestros seguidores puede resultar algo compleja y en ocasiones incluso poco práctica. Sin embargo, ello no implica que debamos de dejar de hacerlo con aquellos que realmente están demostrando su lealtad incondicional. Y sobre todo, por qué saber detectar quienes son realmente nuestros verdaderos fans, puede ayudarnos a establecer otro tipo de estrategias que pueden ayudarnos a impulsar y mejorar nuestra presencia y visibilidad dentro de la propia plataforma y el medio internet. Y como en toda relación, la pasión, el amor mutuo y la fidelidad son aspectos que solo pueden demostrase durante el tiempo y a través de los hechos que así lo demuestran.
Durante todo este tiempo, hemos crecido y mantenido una filosofía en este sentido. PuroMarketing recientemente superaba la barrera de los 176.000 seguidores en Twitter. Algo que para muchos puede parecer incluso sorprendente, pero para nada comparado con quienes arrastran millones de seguidores. Sin embargo, también nos hemos convertido en fans de más de 30.000 usuarios que han demostrado su interés por nuestro trabajo diario. Y no son todos los que están ni están todos los que son, pero sí aquellos que comparten nuestros contenidos a diario, que nos apoyan, que nos defienden y quienes nos ayudan con su participación para seguir creciendo. Y lo hemos comprobado!. Cuando hacemos de todo ello una relación verdaderamente recíproca en la que recibimos y también damos, aumenta de forma proporcional el compromiso y la fidelidad de nuestros propios fans y seguidores.
Y aquí descubrimos el aspecto más emocional que se manifiesta cuando una fuente de referencia demuestra con una acción similar, su agradecimiento al esfuerzo a sus propios fans, bien sea siguiendo a aquellos que realmente se muestran activos y participativos en la comunidad, o devolviendo el protagonismo y la visibilidad a través de un recurso tan sencillo como el retweet (RT). Como cuando un famoso estampa su firma en la camiseta de uno de sus fans. Surgen la emoción y el fan se hace más fan.
Hacer lo contrario sería adoptar una postura egoísta y sólo interesada. Tener 50.000 fans y no ser una marca fan de sus grandes seguidores y más "fieles apóstoles" solo sirve para perder una gran oportunidad.
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