miércoles, 16 de abril de 2014

La automatización de las redes sociales de la marca: un arma de doble filo

Programar un consistente menú de contenidos en las plataformas sociales es una buena idea. Y en esa tarea, las herramientas para automatizarlo pueden ser útiles y productivas. Ahorran tiempo y, además, permiten planificar con tiempo qué y cuándo se quiere compartir. Sin embargo, representan un arma de doble filo para las marcas, que si no lo remedian se convertirán en ‘robots’ sin más.
La falta de tiempo es uno de los argumentos más esgrimidos por pequeñas marcas (pymes y autónomos) para llevar a cabo una estrategia en los distintos medios sociales de manera interna y sin externalizar. Y en ese contexto, hay quien opta por automatizar sin más, como respuesta a esa ‘obligación’ autoimpuesta de estar presente. Y, como decíamos, es una arriesgada apuesta.

Pros y contras de automatizar


Pero antes de ir a por los riesgos, pasemos antes a las ventajas. Que las hay. Especialmente en lo que a ahorro de tiempo (y, por ende, de costes) se refiere. Pero, además, obliga a una fructífera planificación previa en esa estrategia de contenidos de la empresa.

Son ventajas indudables y que, por supuesto, hay que valorar. Pero el otro filo del arma también está muy afilado. Existen inconvenientes y riesgos serios a la hora de automatizar. No sólo con problemas prácticos, como la publicación de mensajes en momentos inoportunos o la tendencia a ‘bombardear’ sin criterio alguno. El fundamental es el de la transformación de la marca en un robot que no va más allá del título del último post y un enlace y que, por supuesto, no quiere saber nada de conversación y ‘compromiso’ de sus seguidores.

Cuestiones a tener en cuenta


Existen multitud de herramientas que sirven para llevar a cabo esa automatización. No sólo para publicar actualizaciones y enlaces a contenidos interesantes para la audiencia en las plataformas sociales. Sin, por ejemplo, para poder enviar a cada una de ellas el último post del blog de la empresa justo después de publicarse. Pero para implantarlas, hay que tener claras algunas cuestiones:
No todo se puede automatizar. Y en esto hay que tener claro algo: programar o crear contestaciones ‘robotizadas’ es un error de bulto y, además, un signo de no haber entendido en qué consiste realmente el funcionamiento de una red social.
Robots, no. Cada red social ha de tener su contenido, sus mensajes y su tono. No es un tópico, es una realidad incuestionable. Publicar sin distinción no creo que sea la mejor solución.
Establecer pautas y ‘reglas’. ¿Cuántos enlaces al blog de la empresa vas a publicar? ¿Cuántos de otras webs? ¿Con qué frecuencia? ¿Con cuánto tiempo de antelación programaré esos mensajes?
Revisar diariamente. No sólo el ‘planning’ de mensajes programados por si el día a día hace que alguno de ellos esté descontextualizado u obsoleto, sino también las propias redes sociales. Y es que, automatizar una parte del contenido no implica mirar para otro lado en la atención a los usuarios. Las menciones a la marca o las reclamaciones han de ser gestionadas por un responsable, interno o externo.

Conclusión: Automatización, sí pero con prevención


Tras estas pautas, es evidente que crear flujos de trabajo en las redes sociales donde la automatización esté presente no tiene por qué ser negativo. Puede ahorrar tiempo y facilitar el trabajo en la marca. Pero, siempre evitando riesgos innecesarios.

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