jueves, 21 de febrero de 2013

Los Social Media y el Progreso Social


A aquellos que nos dedicamos profesionalmente a los social media (¡y cada vez somos más!), nos suele ocurrir algo típico en muchos otros trabajos: nos centramos tanto en aspectos concretos, nuevas herramientas y aplicaciones y las recurrentes actualizaciones de Facebook y compañía que a veces perdemos la perspectiva del brutal impacto que los medios y redes sociales han tenido y están teniendo en nuestra sociedad. Como botón de muestra: gracias entre otros al impulso de periodistas pioneros como Melchor Miralles o Josep Pedrerol, nos parece hoy impensable en España el que un programa de radio o de TV no disponga de una cuenta en Twitter o que la audiencia no pueda interactuar con el programa y sus presentadores por este y otros medios en tiempo real. ¿Y qué diremos de la proliferación de códigos QR, la geolocalización capitaneada por Foursquare, la integración de la Web 2.0 en dispositivos móviles, y tantas y tantas innovaciones que suponen un antes y un después no sólo en la forma en que nos comunicamos sino en cómo vivimos nuestras vidas?

Si no nos puede caber ninguna duda acerca de la profunda transformación auspiciada por los social media, la pregunta que ahora se nos plantea es: ¿contribuye ésta transformación a un mundo mejor (léase: más solidario, más seguro, más pacífico, más democrático) o son los social media un instrumento económico más con un terrible y temible ‘lado oscuro’ por el que los gobiernos pueden controlar a los ciudadanos cada vez más insidiosamente hasta que lleguemos a un escenario orwelliano de ‘Big Brother’ en el que la intimidad sea un vago recuerdo del pasado? El filósofo norteamericano Ken Wilber ha ofrecido una respuesta convincente a éstas y muchas otras cuestiones candentes en torno a los social media: como toda innovación tecnológica - nos explica - son en sí mismo neutros y abrirán la puerta a magníficas nuevas oportunidades y a su vez a peligros que aún ahora no podemos siquiera imaginar. El ejemplo que Wilber nos ofrece zanja el debate para los extremistas de uno u otro lado: la energía nuclear, fuente cuasi inagotable de electricidad al mismo tiempo que tecnología sucia por sus residuos y destructiva donde las haya aplicada al plano militar.

Lo que también nos indica Wilber es algo que se pasa en muchas ocasiones por alto: que el medio cambia las reglas de juego de la actividad. ‘Whatsappear’ con un Smartphone es efectivamente comunicarnos con otra persona, pero el medio y sus características hacen que ese tipo concreto de comunicación sea bastante diferente al de una llamada de teléfono normal por los condicionantes de la propia aplicación y su inmediatez. Esto mismo puede ser dicho de los social media en su conjunto: suponen un salto evolutivo y un punto de no retorno en la comunicación personal, cada vez más en la comunicación corporativa y quién sabe si bien pronto en la comercialización y el marketing si muchos siguen la estela de Twitter y abren las puertas a que se puede comprar y vender mediante el uso de hashtags o almohadillas como ya ocurre con American Express en USA.

La historia es como una flecha que parece dirigirse con un propósito a veces desconocido para nosotros hacia el futuro - que nos dijera Hegel - e Internet y los social media parecen jugar un papel preferencial de buena parte del ímpetu transformador de nuestra sociedad en esta época en la que nos ha tocado vivir. Sin querer ni muchísimo menos minimizar los peligros de un uso perverso de los mismos, hemos de subrayar que contribuyen a una mayor interconexión entre todos nosotros, facilitan el que podamos tener acceso a personas y oportunidades a las que antes era imposible llegar, cimentan las relaciones ya existentes con nuestros amigos, compañeros y familiares, son un eficaz instrumento de denuncia social y pueden convertirse a poca imaginación que le echen nuestros políticos en una herramienta preferencial de la democratización de los partidos y de nuestra vida púbica en su conjunto.

Nos estamos moviendo a pasos agigantados a un escenario que podríamos describir como ‘la interconexión total’: todos tendremos un día a nuestra disposición rápido y fácil acceso (¿quién sabe si gratuito?) a los datos y perfiles del resto de los mortales. En sí mismo este será uno de los cimientos de la globalización y puede que un día no muy lejano del fin del modelo de los ‘estados-naciones’ que han hecho que los seres humanos sigamos organizados en equipos que compiten con sus vecinos por recursos limitados en vez de contribuir y cooperar universalmente por el bien común. Gene Roddenberry, creador de la saga Star Trek, soñó con un mundo en el que no existían más divisiones entre nosotros y el capitalismo había dejado de tener sentido ya que actuábamos espontáneamente guiados por nuestros mejores impulsos y no por el egoísmo descarnado que canoniza nuestro actual sistema económico. Esperemos que los social media sean el primer paso hacia ese futuro mejor: está en nuestras manos.

Un artículo escrito por Oscar Del Santo

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