Las máquinas tragaperras son la instalación más rentable para los casinos. La razón no es otra que su gran capacidad adictiva. Cuando los usuarios juegan a este tipo de máquinas, ponen en riesgo su propio dinero y, si no son cuidadosos, pueden perder una gran cantidad del mismo sin conseguir nada. Precisamente por todo ello, las máquinas tragaperras son reguladas con esmero en casi todos los países donde existen.
Estudiando este tipo de juegos y otros similares, los gigantes de internet y las redes sociales han refinado sus propios diseños, haciendo cambios dirigidos a maximizar sus ingresos, especialmente por lo que respecta a la publicidad, como señala TheNextWeb.com.
Pero estos mismos países, como Estados Unidos, que se preocupan cuidadosamente de que sus ciudadanos no malgasten su propio dinero parece que no tienen la misma perspectiva de la explotación de su tiempo y atención. Un tema especialmente preocupante después de lo sucedido con Facebook. Perder dinero puede afectar muy negativamente la vida de alguien, pero la pérdida del control de la atención también puede afectar a la psicología, familia y productividadde esa persona. Quizás incluso más gravemente.
Algunas de las herramientas que vuelven adictivas a una máquina tragaperras son la sensación de arrastrar al usuario a una “zona” que le mantiene jugando indefinidamente, elrefuerzo positivo, ofrecer victorias de vez en cuando para que el usuario siga ganando, la soledad que evita que terceras personas puedan distraerle, la rapidez o el juego constante, sin paradas que puedan mostrar un momento conveniente para marcharse.
Son exactamente las mismas herramientas que utilizan las redes sociales, excepto que el objetivo no es que el usuario gaste todo el dinero posible, sino que se mantenga en las redes todo el tiempo posible. Por ejemplo, con respecto a esa creación de una “zona”, las redes sociales utilizan notificaciones que mantienen la atención en la app lo máximo posible. El refuerzo positivo también está presente con likes o mensajes, la soledad (pues sí, las redes sociales conectan a unos usuarios con otros, pero están diseñadas para ser utilizadas en soledad), la rapidez, con siempre algo nuevo que encontrar o el juego constante con scroll infinito.
Las similaridades son obvias. Las redes sociales utilizan estas tácticas para conseguir algo más valioso que el dinero: el tiempo la atención. Aunque es cierto que las redes sociales también ofrecen beneficios, como la conexión con los seres queridos o la información constante. Pero en ocasiones uno pasa más tiempo en ellas de lo que desearía. Si se quieren aprovechar los beneficios y mantener una buena salud mental, es necesario encontrar regulaciones que controlen las malas prácticas.
Estas son algunas de las posibilidades:
1- Limitaciones de uso: se podría mostrar una limitación sobre el contenido que una app puede mostrar a un usuario durante un tiempo específico. Muchas compañías de videojuegos muestran advertencias sobre tomarse unos minutos de descanso antes de seguir jugando. Las redes sociales podrían hacer algo similar, especialmente aquellas que tienen scroll infinito.
2- Limitaciones de diseño: podrían introducirse regulaciones qe obligasen a las apps a no utilizar ciertos elementos, como la luz roja de las notificaciones.
3- Divulgar: la regulación más probable podría ser introducir advertencias y divulgar los efectos potenciales de un uso prolongado de las redes sociales, así como señalar que la app está diseñada para mantener al usuario dentro el máximo tiempo posible. Con esta información en la mano, el usuario podría usar la app como quisiera.
Pero también existen grandes obstáculos:
1- Efectos probables: es fácil demostrar que el juego compulsivo tiene efectos negativos en la mente (y el bolsillo) de una persona. Pero es mucho más complicado establecer una conexión entre el uso de las redes sociales y los desórdenes anímicos o de productividad.
2- Localización: las máquinas tragaperras están en un establecimiento concreto, y atienden a la regulación de dicho territorio. Pero las redes sociales son globales y las barreras geográficas complican la cuestión.
3- La rapidez de las innovaciones: cuando se piensa que se ha abordado una mala práctica de las redes sociales, rápidamente es reemplazada por otra.
De momento, cada usuario puede luchar contra todo ello de forma personal, poniéndose un límite de uso o simplemente desinstalando aquellas aplicaciones que le están dañando.
Un artículo publicado en Marketing Directo y, recibido vía: Vallebro.com
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