Es un hecho que las redes sociales provocan celos. Así lo mostró ya un estudio en el año 2013, que demostró que las vidas lujosas de amigos y familiares que los usuarios veían en Facebook hacían que cayeran en una “espiral de envidia”. Según Scientific American, muchos estudios indican “pasar demasiado tiempo en Facebook está conectado con una disminución de la autoestima”.
Pero nuestra percepción del valor se determina por muchos factores, y el precio juega un importante papel psicológico. Según HubSpot, el acceso tecnológico, el deseo de adquirir algo exótico que no está disponible para otros, generalmente a través del precio, puede expandir la percepción del valor real de algo.
El impulso que los usuarios ganan mostrándose junto a bienes prestigiosos o difíciles de obtener les hace sentir que han ganado una competición invisible con la gente que les rodea. La envidia corroe a aquella persona que ve en Instagram que su amigo se ha comprado unas botas de 300 dólares, pero si es él el que se compra el par de zapatos caros, siente una autosatisfacción al pensar que otros le están viendo cómo él ve a su amigo, según AdWeek.com.
El 91% de los consumidores afirman decantarse por una marca determinada según las compras o recomendaciones de sus amigos y un estudio de Edelman señala que el 57% compra en base a sus creencias, apoyando compañías que tienen valores políticos o sociales. Es decir, el consumidor actuar quiere ver triunfar a los negocios genuinos.
Por otro lado, HubSpot observó cómo, si se ofrecía el mismo vino en dos copas diferentes, una con un precio de cinco dólares y otra con uno de 45, las personas que lo probaron prefirieron el señalado como caro. Aunque se diga que se valoran las marcas auténticas, se toman las medidas en función de valoraciones erróneas.
Las redes sociales están exacerbando todo esto, haciendo a los usuarios estar constántemente expuestos a cosas que creen necesitar para añadirse valor a sí mismos. Y una necesidad de ser valioso para otros, también. Un estudio de 2017 encontró que las comunicaciones en las redes sociales influyen a las personas a comportarse como las personas que les rodean, lo que fomenta su aceptación y absorción de mensajes y anunciosen redes sociales. Un pensamiento de grupo en una plataforma 24/7.
Algunas marcas han anotado todas estas tendencias, intentandoremarcar sus situaciones ante los consumidores desde una perspectiva elitista. Pero las marcas deberán fomentar comportamientos que estimulen la felicidad de sus clientes, que reciben mensajes de “No eres lo suficientemente bueno” todos los días.
Chime, una plataforma de banca en línea dedicada a ayudar a las personas a ahorrar dinero escribió recientemente una publicación de blog titulada “Cómo manejar amigos que ganan más que tú”. Y es que muchos miembros de la Generación Z y de los millennials sienten que han existido momentos incómodos con sus amistades por las finanzas. “De hecho, ese amigo que está ganando seis cifras podría sentir celos de ti. No importa cómo lo mires, compararte con los demás es un juego donde solo hay perdedores, pues todos tienen fortalezas y debilidades, igual que cada trabajo tiene ventajas y desventajas”, señaló Taylor Milam.
JavaPress Coffee, en un sentido similar, se centra en crear rutinas para que sus consumidores reserven su tiempo para las cosas que realmente importan, intentando que no se conviertan en “snobs”. Todo ello a pesar de su café orgánico, de comercio justo y origen directo, que ha sido elogiado por los más elitistas. “Ambos conocemos a esos snobs del café que desprecian a los demás por no saber la diferencia entre el bourbon y las variedades de café genéricas típicas. Es estúpido. Los snobs del café son estúpidos. El café debería unirnos”, señaló Garrett Oden.
Quizá esto solo sean dos ejemplos de la próxima marea de marketing que inundará las redes sociales. Mientras la ostentación sigue dominando, los enfoques de estas marcas pueden retar importancia al elitismo desenfrenado, apostando por la autenticidad.
El truco sería conseguir que estos ideales fuesen más digeribles por las redes sociales. ¿Cuántas personas recuerdan haber sido insultados de pequeños por no tener los vaqueros última moda? ¿Cuántos han sentido lástima de sí mismos mientras miraban las imágenes veraniegas de sus conocidos desde el sofá? Estos son los sentimientos que buscan potenciar para minimizar este elitismo, alentando en la búsqueda de la satisfacción y de la felicidad.
Las marcas serán inteligentes si se dan cuenta de que las personas que sienten su luz interior son más propensas a apreciar todo lo que las rodea, de la misma forma que las críticas de restaurantes online se influyen por si el día estaba nublado o soleado.
Las redes sociales, es cierto, pueden inspirar, educar y motivar. Pero también pueden llevar a adoptar malos hábitos. Las marcas que deseen crear conversaciones auténticas con sus clientes tendrían que restar importancia a las tendencias elitistas.
Un artículo publicado en Marketing Directo y, recibido vía Vallebro.com
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