El mundo digital ha traído consigo, sin duda, enormes oportunidades tanto para usuarios como para nuevos negocios. Sin embargo, también ha generado enormes problemas para otros sectores como el de los medios de comunicación.
La llegada de las primeras ediciones de periódicos y revistas a la web, una transición que se gestó sin una estrategia definida, sin planes de futuro y en medio de un gran desconcierto, dio lugar a importantes y negativas consecuencias.
Por un lado, a que los usuarios dejasen de lado a las ediciones impresas y es que, por qué pagar por un contenido que podían visualizar desde sus ordenadores sin gastar ni un solo euro.
Y, por otro, contribuyó a que se estableciese una cultura de la gratuidad que dejaba a los medios en dependencia exclusiva de una publicidad prácticamente dominada por los grandes gigantes digitales.
Así, la industria mediática entró en un bucle del que, hasta ahora, le ha sido imposible salir. De hecho, la situación, lejos de mejorar, empeora.
El claro duopolio Facebook-Google deja muy poco margen de actuación para los medios cuyos ingresos publicitarios dependen ahora del clic y del tráfico de usuarios, algo que ha convertido el entorno online en una verdadera lucha por la atención a toda costa y en detrimento de la calidad.
En la era de la inmediatez y del consumo esporádico de contenidos banales y piezas breves, el periodismo se ha rendido al nuevo estándar, dejando de lado la calidad, el análisis y la reflexión.
Y cuando parece que algunos agentes del sector comienzan a introducir modelos de suscripción, muchos con bastante éxito, para ciertos contenidos, va Google y lo destroza.
¿Cómo? Con su servicio de noticias que ofrece a los usuarios buena parte de los contenidos que, en teoría, son de pago, echando por tierra así el modelo de negocio que tratan de construir.
Google se escuda bajo su política de “el primer clic es gratis” por la que los usuarios pueden acceder a un número ilimitado de artículos restringidos sin estar suscritos, con el evidente perjuicio a los editores.
Además, negarse a aceptar esta política no es una opción viablepara los medios que, de rebelarse contra el buscador, acabarían por desaparecer de los resultados de Google o, lo que es lo mismo, ser invisibles para los usuarios.
No obstante, parece que Google está dispuesto a tender la mano a los medios poniendo fin a esta abusiva práctica, tal y como se lo ha hecho saber a algunos grupos de comunicación.
Aunque, no ha habido anuncio oficial por parte de la compañía, fuentes cercanas a Google aseguran que, para su CEO, Sundar Pichai, es una prioridad destensar las relaciones con los medios de comunicación.
Y es que, el perjuicio que la hegemonía de Facebook y Google durante largo tiempo ha sido notable. Diarios como The Wall Street Journal, que se negó a acatar las normas del buscador, vieron descender sus referencias en en Google News hasta en un 94% en la primera mitad de este 2017.
Pero el origen de la nueva actitud de los gigantes digitales, que acaparan hasta un 60% del mercado publicitario, no es altruista.
Google y Facebook le han visto las orejas al lobo con la proliferación en sus redes, a lo largo de los últimos meses, de las famosas fake news y por fin han entendido que solo a través de la colaboración con los medios serán capaces de poner coto a la desinformación en internet.
Ahora habrá que ver en qué términos se establece el nuevo diálogo con los medios.
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