El video online se ha convertido rápidamente una de las formas más atractivas para diseñar estrategias de marketing de contenidos. Y, en el campo del vídeo, nadie duda de que la plataforma reina es Youtube (según los datos de ComScore, este portal registró en 2013 más horas de visualización que todos sus rivales juntos).
Ciertamente, sería difícil poner en duda la dominación de Youtube en lo que respecta a volumen de contenidos, y la audiencia y alcance de los mismos. Sin embargo, si hablamos de su uso como herramienta de marketing para nuestro negocio, deberíamos barajar la opción de que existiera al menos una alternativa mejor: Vimeo. Veamos por qué.
Personalización y contenido de mayor calidad
Los mil millones de visitantes únicos al mes de Youtube eclipsan a los 70 millones de visitantes de Vimeo. Pero no necesariamente destacan también en la calidad del contenido generado por ellos (no olvidemos que Youtube alberga 42 millones de vídeos de gatos… ni los numerosos comentarios xenófobos y off-topic con los que nos obsequian frecuentemente los vídeos alojados en esta plataforma). Frente a esto, Vimeo ha instituido restricciones con el objetivo de limitar la cantidad de vídeo subido y asegurar un nivel mínimo de calidad: el único modo para que los usuarios tengan acceso a una mayor capacidad de almacenamiento pasa por las cuentas de pago.
Así, si la máxima preocupación de nuestra estrategia de vídeo es la audiencia, Youtube será nuestra opción. Pero si queremos transmitir una imagen más profesional, deberemos apostar por Vimeo del mismo modo que apostamos por Linkedin frente a Facebook. Además, Vimeo nos permite personalizar su reproductor de vídeo con nuestros logos y colores corporativos, eliminando toda referencia a la plataforma. La personalización llega incluso hasta las URL, que podremos personalizar consiguiendo que sean sencillas de recordar al tiempo que contribuyen a nuestra estrategia SEO.
Nuestro interés, por encima del de los anunciantes
Otra diferencia fundamental entre YouTube y Vimeo consiste en el modo en que ambos vídeos generan ingresos. Youtube se asienta sobre la publicidad, dedicando cada centímetro de la página a conseguir que el usuario haga click en el siguiente vídeo. Esto puede ser un problema para nuestro negocio: los vídeos que la plataforma mostraría alrededor del nuestro no sólo puede no tener nada que ver con el mismo, sino generarnos problemas de imagen al vincular ésta a tipos equivocados de contenido.
Vimeo, por contra, fundamenta sus ingresos en sus usuarios premium, lo que vincula implícitamente los objetivos de Vimeo con sus clientes (es decir, con nuestro negocio) antes que con sus anunciantes (de hecho, basta gastar 50 euros al año para obtener un sitio totalmente libre de publicidad). Para una empresa, contar con una cuenta premium en Vimeo no supone un gran sacrificio, al tiempo que genera beneficios sustanciales: mayor atención por parte del soporte de la plataforma, mayor rapidez en la conversión de vídeo, opciones de privacidad (especialmente útiles para el intercambio entre grupos delimitados de usuarios. o en el envío de vídeos para su revisión), estadísticas avanzadas, etc.
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