Lo primero que hace un inversor cuando evalúa un proyecto y su viabilidad es conocer y estudiar la trayectoria del emprendedor.
El inversor sabe que el emprendedor es el
agente necesario para que una idea sea una realidad…o tan sólo un
sueño. Ideas normales con equipos excelentes ofrecen grandes resultados.
Ideas brillantes con equipos mediocres conducen al fracaso.
El inversor buceará en la información que
le proporciona el emprendedor y en la que él capta por sus propios
medios: le buscará en Google, preguntará en el sector, buscará
referencias.
¿El emprendedor ha trabajado su marca
personal para que llegado ese momento el inversor quede convencido de su
valía y triunfe en la ronda de financiación?
El emprendedor, que construye su
reputación con años de trabajo, ya tiene una marca personal. La cuestión
es si esa marca es la que necesita para que confíen en sus capacidades
como motor de un proyecto.
Qué se necesita para construir la marca personal como emprendedor:
1. Demostrar que se sabe del negocio que va a poner en marcha o que cuenta con la habilidad para llevarlo a éxito:
Emprender en un sector absolutamente
desconocido genera desconfianza en el inversor. Querrá que por lo menos
uno de los socios sepa moverse en el terreno. Si uno es el especialista,
hay que explica por qué (p.e. si es retail porque lleva tiempo
investigando y testando el mercado, porque trabajó 8 años en el sector o
porque está conectado a todas las personas relevantes del ramo). Si es
el socio el experto y el emprendedor que presenta el proyecto aporta la
visión de negocio, hay que asegurarse de que su fama y reputación le
preceden en este sentido.
2. Saber vender.
Sin clientes no hay negocio. Si no se tiene vis comercial hay que buscarse un buen partner que la tenga.
3.
Transmitir que se está comprometido con el proyecto y que se cuenta con
la flexibilidad necesaria para irse adaptando a los imprevistos que
puedan surgir.
La perseverancia es el combustible del
emprendedor. Intuir cuándo hacer un requiebro sobre el plan trazado y la
cintura para hacerlo salvará al proyecto de las inclemencias del
mercado y de la competencia. Es imprescindible además de ser capaz de
hacerlo, creérselo. Y hacer que los demás también lo crean.
4. Saber inspirar al equipo.
Hacer que todos quieran ir en el mismo
barco, inspirar el amor por el mar, por hacerse a la mar, y hacerlos
construir juntos la embarcación. (como dijo Antoine de Saint-Exupéry).
Fijaos con qué verbos comienzo la mayoría de las frases: demostrar, transmitir, inspirar.
Todos ellos pivotan en la comunicación:
lo que se dice, la imagen que se transmite, la huella que se deja. En
definitiva, la marca personal que se crea.
La información que hay sobre el emprendedor crea confianza. Hay que cuidarla.
En algunos casos se preparará la
información para que sea encontrada cuando la busquen (como un buen
perfil profesional en Linkedin, un acertado timeline en Twitter, un blog
sugerente y de calidad…o la recomendación de alguien que le conoce
profesionalmente).
En otros, se buscará convencer casi a
puerta fría, como en un encuentro inesperado con un inversor que
escruta, o durante el intercambio de tarjetas en una reunión
profesional.
Trabajar la marca personal desde ya será fundamental para sacar un proyecto empredendor adelante.
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