Para analizar el impacto de Facebook en la felicidad (o infelicidad) de sus usuarios, Happiness Research Institute fijó su mirada en 1.095 personas que se conectaban casi a diario a la red social más grande del mundo.
A continuación, dividió a los participantes en dos grupos. Mientras los adscritos al primer grupo pudieron seguir accediendo normalmente a Facebook, los del segundo grupo fueron obligados a tomarse unas “vacaciones” forzosas de la red social.
Una semana después de cortar por lo sano con Facebook, los usuarios del segundo grupo reportaron niveles de felicidad más elevados que quienes siguieron jurándole fidelidad a la red social de Mark Zuckerberg.
El 88% de los usuarios forzados a abandonar Facebook dijeron sentirse “felices”, un porcentaje que disminuyó hasta el 81% en el caso de los usuarios del primer grupo.
Según el informe de Happiness Research Institute, los usuarios del segundo grupo no sólo declararon disfrutar más de la vida sino que se sentían también menos enfadados y más entusiastas.
Este grupo vio cómo aumentaba además su actividad social y su satisfacción con su vida social. En cambio, los usuarios que continuaron conectándose regularmente a Facebook presentaban un nivel de propensión a sentirse estresados un 55% superior al de los usuarios del segundo grupo.
De acuerdo con el estudio de Happiness Research Institute, puesto que Facebook pone habitualmente el foco en el lado más felizmente artificial de las personas, sus usuarios terminan obsesionándose a menudo con lo que tienen los demás (aparentemente más felices que ellos) y eso merma inevitablemente sus niveles de felicidad.
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